jueves, 30 de diciembre de 2010

Apologize


Una de esas cartas que nunca fue enviada decía así:


Hay dias que te consigo olvidar,incluso semanas. A veces me hago a la idea durante unos segundos que nada de esto ha pasado, que no has existido. Pero es que es tan difícil hacerlo si cuando creo que lo he conseguido algun recuerdo tuyo me asalta o simplemente sueño contigo.

Solo han pasado cinco meses; no sé si es mejor que hubieran pasado cinco minutos. No sé decirte si el último beso me duele más que lo que dolió. No puedo calcularlo pero al menos aquel dia tuve la certeza de que me querías.

Ahora son solo tengo preguntas sin respuesta y recuerdos. Recuerdos que espero no olvidar nunca, pero que me gustaría que dejasen de doler cuanto antes.
Y ¿sabes?, hay veces que creo que odiarte es la solución.Y lo intento, , y lo hago con todas mis fuerzas,buscando dentro de mí esas cosas que duelen. Al final acabo llorando y no son lágrimas de odio, son de impotencia.

Te echo de menos. Hoy más que nunca
.




Ahora que dices que 'la deuda es producto del beneficio de otro' y yo leo las mil cartas como esta que te escribí y que nunca te llegué a mandar, me pregunto ¿dónde estará el truco?

lunes, 27 de diciembre de 2010

Con las mentes



'Yo hago el amor con las mentes. Me seducen las mentes. Me seduce la inteligencia. Me seduce una cara y un cuerpo cuando hay una mente que las mueve y QUE merece la pena conocer. Yo hago el amor con las mentes.' Martín (Hache)


Nadie:-Yo no creo nada. No hace falta creer sino crear; aunque creyendo se crea..

Nadia:- Y creando se planea

Nadie:- o se vuela

Nadia:-de azotea en azotea,

Nadie:-de horizontes a la par,

Nadia:-de paisajes sin igual,

Nadie:- de sentir la mayor paz,porque escribir para nosotros es sentir
y dejarnos llevar,

Nadia:- Y así volver a soñar,a viajar, a volar..

Nadie:- Y cerrar la boca no es callar,es obrar con palabras que casi nunca nos dejan expresar pero que a pesar de ello nos dejan deshaogarnos

Nadia:- porque para estos dos locos sonámbulos escribir es mirar la vida desde diferentes ángulos.

Nadie:- Una rima es alterar el orden y ya hay demasiado orden como para que haya leyes al escribir.
Yo creo que escribiendo hay que sentirse libre...

Nadia:-Y libertad, en definitiva, es tener para este objetivo varios calibres.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Tardes al calor del fuego.


Me sentaba en sus pies al lado de la chimenea, me dejaba dócilmente mover por el ritmo monótono y acompasado de su mecedora. Mirando la madera arder y las llamas danzar Nana me contó cientos de historias. Ella narraba con la fluidez de un autor consagrado y con el amor de la abuela que nunca tuve.
Hablaba y hablaba y solo hacía una pausa cuando tenía la boca tan seca que le era imposible continuar.
Ochenta años resumidos en horas. Desde la guerra civil el miedo y el horror de una guerra fraticida, hasta la felicidad y el orgullo de ser la primera mujer en licenciarse.

Y allí estábamos otra tarde: yo con los ojos como platos , fascinada con cada una de sus palabras y ella desempolvando recuerdos, pasando por heridas que seguían doliendo, por odios catalizados con amor y rezos.

Para concluir el último discurso Nana me recitó estos versos:
La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un deber, cúmplelo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es un bien precioso, cuídalo.

La vida es riqueza, consérvala.
La vida es amor, gózala.
La vida es misterio, desvélalo.
La vida es promesa, cúmplela.
La vida es tristeza, supérala.

La vida es un himno, cántalo.

La vida es un combate, acéptalo.
La vida es una tragedia, domínala.
La vida es una aventura, arrástrala.

La vida es felicidad, merécela.
La vida es vida, defiéndela
.


Todas las palabras de mi tía Mariana dan fuerzas cada día para 'defender la vida'.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Gracias Carlitos.


Se sentó delante mía una pareja formada por una sudamericana gorda,con piernas celulíticas embutidas en un pantalón vaquero a punto de estallar con el que se sentía , seguro, favorecida. El amado era poco corpulento, dueño de un pelo lamido y grasiento , gafas de pasta y un bigote bajo el cual probablemente podría encontrar miles de especies de hongos nuevas.

Mientras tanto,Carlitos chupaba lentamente una piruleta de colores y observaba a la extraña pareja darse achuchones y abrazos...

El niño con pinta de ángel miraba atónito el espectáculo de aquellos grotescos seres que sin más remedio se atraían.
Confundido preguntó a su madre:
-Mamá, si son tan feos, ¿por qué se atraen?
La madre meditó la respuesta durante largos minutos y finalmente contestó:
-Carlitos hijo, debemos aprender a ver con el corazón pues nuestros ojos no son más que simples cámaras.

Y ante tal respuesta, Carlitos recibió una de las mejores lecciones de amor de su vida.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

El tiempo que nos queda.



Me propuse salir a correr todos los domingos por la mañana y era una de las pocas promesas que mantenía.
Desayunaba y bajaba al parque. Allí me ataba las zapatillas y sincronizaba mi reloj para correr exactamente una hora. Era un animal de costumbres y siempre hacia el mismo recorrido: empezaba la marcha en el lago, pasaba por la zona de los patinadores y por último bordeaba unos cuantos bancos aislados.
Siempre salía muy temprano y el parque solía estar casi desierto. Los columpíos se movían fantasmales a merced del aire, las cafeterías empezaban a abrir y los titiriteros y mimos hacian su aparicion para asegurarse un buen sitio en las zonas más transitadas.

Un día me sorprendió un anciano que pese al frío de la mañana había bajado al parque y estaba en un banco, sentado y cabizbajo. Lo mire de reojo. Tenía una expresión de tristeza infinita que tarde días en olvidar.
Todos los domingos le veía y el abuelo me hacia un gesto con la cebeza, como deseandome un buen día.

Pasaron los meses y este señor me intrigaba cada vez más.
Antes de empezar la carrera me prometía pararme y cruzar unas cuantas palabras con él. Probablemente estaba solo , como la mayoría de hombres de su edad, y necesitara a alguien con quien hablar, pero me acordaba del propósito de conocerle cuando ya estaba demasiado lejos de él y lo dejaba para el fin de semana siguiente.

Pero ese domingo no fue como los demás, el despertador sonó una hora antes. No podía conciliar el sueño y decidí salir a correr antes de lo previsto. Divisé la sombra octogenaria entre la niebla. ¡Esta vez le conocería!.

Me acerqué cuidadosamente intentando no asustarle-puesto que un susto a su edad podría ser mortal- y con confianza le puse una mano en el hombro. Entonces llegó mi sorpresa ,el pánico me hizo temblar y el sudor se me enfrió. El tacto del anciano era húmedo,frio y metálico.
Gire en redondo para verle la cara y me quedé petrificado. El anciano era una figura a tamaño real de bronce que sostenía un reloj de bolsillo entre las manos y lo observaba con un rostro de desolación tan real que parecía esculpido por el propio Miguel Ángel.

Las dudas hicieron que me sintiera mareado.Me senté para intentar tranquilizarme en el hueco que la estatua dejaba libre en el banco. Me sentía confuso, nervioso, aturdido...leí una chapita en el suelo con una inscripción que decía "Somos el tiempo que nos queda." Salí corriendo de allí a toda velocidad y decidí no volver más.


El otro día llevé a mis nietos a aquel parque , hacía casi dos décadas que no pasaba por allí y recordé la vieja historia de la figura de bronce, el vello se me erizó. Me sente en un banco próximo y moví con los pies las hojas secas de los árboles y volí a ver la misma chapita grabada. La inscripción estaba deteriorada, vieja y oxidada. Entendí .entonces, con claridad aquel mensaje.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Metrópolis.


Sí, fuí yo. Fuí yo quien le enseñó ese sitio por primera vez. Jamás olvidaré su cara de asombro, sus ojos muy abiertos haciendo esfuerzos para no parpadear y no privarse ni una décima de segundo de aquella maravillosa vista desde la azotea.
Allí arriba le dejé tiempo para que degustase con calma de la panorámica, mientras, me alejé un poco y me senté a contemplar, también sin prisas toda la ciudad.
La sensación de estar ahí es increíble. Llegas a entender a las aves, a las nubes, a la lluvia.
Me sentí vulnerable, frágil, un punto diminuto en un universo infinito. Entonces miré al lugar donde sin palabras nos habiamos dado unos minutos de libertad. Seguía allí, con la mirada perdida en el skyline. Se giró, me hizo un gesto burlón como si fuera capaz de adivinar cada uno de mis pensamientos y volvió a zambullirse en los suyos.
¿En qué estaría pensando? quizá le gustaría compartir este momento con otra persona, quizá no estaba disfrutando tanto como yo, quizá solo intentaba complacerme...
Noté una mano cálida en la espalda, se había sentado a mi lado y no me había percatado. Riéndose me dijo:-¡ Este sitio es alucinante! Pero no te sientas especial ¿eh?.
No le dije que había llegado tarde, ya me sentía especial.
Me dió un beso sonoro en la mejilla y se quedó allí, a mi lado,en silencio.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, mirando la metrópolis inmóviles y abrumados.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Su olor.


¿A qué huele?
Cuando viene de la playa huele a olas, a espuma y a sal. Si se acaba de despertar huele al suavizante de sus sábanas y a sueño, aún fresco.
Por las mañanas huele a bruma y a niebla si el día es lluvioso, y si hace sol huele a luz, a césped cortado.
Si está de mal humor huele a enfado, a chispas, a rayos.
Cuando está con la gente huele a murmullo, a rumor. Y cuando está a solas con sus libros huele a papel, a sabiduría.
Cuando camina huele a nube porque lo hace como flotando.
Si está conmigo huele a comprensión, a paciencia.
Y yo... ¿a qué oleré?

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Lucía sin los diamantes.



El calor es insoportable y decide sentarse a descansar en un banco situado a unos cien metros.
Quiere desconectar, irse lejos de allí.
Busca una postura cómoda y acaba tumbada ocupando todo el banco. Se pone la mochila debajo de la cabeza y cierra los ojos.
Se acuerda de que lo lleva en el bolsillo del chaquetón, palpa con una mano torpe hasta que ,finalmente, lo encuentra. Lo saca y sin más preámbulos se lo pone. Un hormigueo hace aparación por la espalda y sube por el cuello hasta llegar a la nuca y atravesarle la médula.
Empieza a hacer el efecto deseado y sonríe satisfecha, ha consiguido driblar a la tristeza una vez más. Entra en un estado de éxtais absoluto, se le mueven los pies y las manos, como poseídas por un ritmo casi diabólico. La cabeza va de un lado a otro, rítmica también.Está aturdida, fuera de sí.

En un destello de serenidad reflexiona, quizás el bajón será horrible; pero ¿qué importa eso ahora?.

Silencio.

Baja de su nube y pulsa frenética la tecla de su I.pod para volver a escuchar "Lucy in the sky with diamonds", pero ahora la música ha perdido la capacidad de transportarla con los Beatles a su paraíso aratificial.
Decide, entonces, sacar la bolsita transaparente del patanlón y se traga otra de esas pastillas de colores. Ahora sí, esto parece más real.
Lucía vuelve a ver luces de colores,paisajes alucinantes aunque un poco borrosos y flota por el cielo , la única diferencia es que en este no hay diamantes.

martes, 14 de diciembre de 2010

Esperar.




Esperar es, probablemente, una burla del destino. Cuando esperamos el tiempo pasa lento, casi arrastrándose, en cambio cuando llega lo que tanto hemos ansiado, este vuela, haciéndo que las sensaciones y los minutos de gloria se deshagan como un caramelo en una boca voraz.

Y ahora yo,que espero desde hace ya tiempo este momento,voy en este tren repleto de caras desconocidas y somnolientas que me observan escribir,algunos por curiosidad y otros por mero aburrimiento. Tranquilos, nerviosos, pero en definitiva todos expectantes por llegar. ¿Sabrán mis compañeros de trayecto que una vez que la voz metálica anuncie su parada,lo que tanto ansían desaparecerá entre sus manos en a penas unos minutos?,explotará sin más ante sus ojos, y tendrán la misma sensación que cuando eran niños e intentaban hacer eternas las pompas de jabón que desafortunadamente solo duraban unos instantes de felicidad.

Y cuando acaba nos queda volver a esperar que todo se repita otra vez, tarde o temprano.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Palacios de cristal.


Los momentos así ,en los que callamos y habla el arte, son los que hacen que las tardes grises , los días negros y las noches oscuras se olviden en un cajon.
Los paseos así, siendo sombras anónimas pateando calles sin rumbo y sin orden son los que hacen que nos sintamos vivos de verdad.
Los días así son los que nos dan impulso para seguir perseguiendo esos sueños tan frágiles como palacios de cristal.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Dinámica

Dímelo ahora que mañana estarás jugando a ser difícil. Quiero oirlo saliendo de tu boca, rozándote los labios. Y un segundo después de decirlo fingirás que te arrepientes y seguiremos jugando a nuestro juego, en el que nos sentimos agusto escondiendo sentimientos, sensaciones y heridas.
Venga, solo una vez, quiero escucharlo, que me transpase, que me tiemble el cuerpo y el alma. Que sea sincero y que lo sientas. Que te queme la piel el rubor de las mejillas y que a mí me la abrase.

Y después de eso que volvamos otra vez a la dinámica de no decirnos 'te quiero'

jueves, 9 de diciembre de 2010

Dos batidos.


La observaba mientras esperaba ansiosa el batido. Una vez allí se abalanzó sobre la pajita con ojos divertidos. Sorbía, hacía una pausa, disparaba las tres o cuatro frases que acababan de cruzar su mente y volvía ávida a la mezcla de frutas exóticas. Me sonría de vez en cuando como disculpando su falta de atención y yo le devolvía la sonrisa y seguía perdiéndome en el espectáculo de ruiditos y sorbos discretos. Cuándo se lo terminó hice un gesto al camarero para que trajera otro batido tropical. Ella me dijo "¿ Estas loco? ¡No nos queda más dinero!" Y yo le contesté ,confiado "esto no tiene precio".Empezó a reír con esa risa tan espontánea como ella. El segundo batido aterrizó en nuestra mesa. Se lo bebió lentamente, con los mismos gestos y movimientos gráciles del anterior y ,una vez el vaso quedó vacío, me cogió segura de la mano y salimos corriendo de aquella cafetería.
Esa noche supe que no volvería a soltar nunca más su mano ni tampoco volvería a olvidar la cartera.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Wonderwall


Y por casualidad te encuetras una foto, una foto que te devuelve al minuto cero, cuando todo estaba bien;tus sentidos se nublan y no puedes pensar. Entonces es cuando ocurre, cierras los ojos y viajas ,dejándote llevar por el recuerdo, a esos días. Las imagenes ya son borrosas, y es que ha pasado mucho tiempo, demasiado, el suficiente como para que todo volviera a la normalidad, pero no, no es así.Y retrocedes las hojas del calendario, haces un esfuerzo ínfimo y estas allí otra vez, y el dolor de ver que se acercaba el momento de deciros adiós y suplicabas, en vano, una prórroga, sigue siendo el mismo. El sabor salado en los labios y el vacío en el pecho, que sin saberlo tardaría años en desaparecer ,también es idéntico. Y cuando vuelves a la realidad te das cuenta que vuelves a tener los labios salados por culpa de las lágrimas, y que el pecho te sigue doliendo igual.

martes, 7 de diciembre de 2010

'Errare humanum est'

-Dime,¿cuántas veces te equivocaste?.
Quizás se te escapen, a mi me pasa. Meto la pata más de lo que debería y aún así sigo siendo feliz.
Sabes, el error nos hace más humanos, más cercanos a los demás. Y aprender de él es tarea de dioses. Podría darte una lección de filosofía de libro o mejor aún, una clase de psicología barata, pero prefiero resumirte el peor error de mi vida.
-Cuéntemelo.

-¿Estas seguro de que quieres oirlo?

-Claro,señor.

-Pues verás, el peor error de mi vida fue dejar escapar a tu madre.

-¿Qué quiere decir con eso? No sabía que conocia usted a mi madre.

-Tampoco conoces tu a tu padre, ¿no es así?

-¡¿Cómo sabe usted eso?!

-No me hables de usted chico, estas hablando con tu padre.

-¡Esto debe de ser un error!

-Y que lo digas.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Snowfall


Ayer entre el frío de los primeros días de Diciembre asistí a la prueba de encendido de las luces navideñas de un pasaje comercial. Los transehúntes ensimismados,hicimos un gesto de comunión ante tan grata sorpresa. Las bocas infantiles se abrían y las oes resonaban por todos los rincones hasta perderse.

Un abuelo que agarraba con dulzura la mano de su nieta le contaba al oído que el espíritu de la Navidad se acercaba y por eso las luces se habían encendido. La niña rebosante de ilusión recompensó la imaginación de su abuelo esbozando la mejor de sus sonrisas y dándole al anciano un cálido beso. Fue entonces cuando vi,en el rostro de aquel señor,el resplandor de las luces.Pero estas eran diferentes, habían sido alimentadas por un cortocircuito de felicidad. En ese momento comenzó a nevar y pronto se disipó la mejor postal de Navidad de todos los tiempos.
Debí haber cogido la cámara de fotos al salir de casa.