Al compás de los acordes dulzones que se escuchan de fondo se les añade la musicalidad de las cremalleras y los botones siendo liberados.
Las caricias hacen un Canon sin prisas y las pausas quedan reservadas tan solo a los silencios.
El ritmo lo marcan los besos sistemáticos y continuos que no faltan a su cita periódica con labios ajenos,en los que se busca la combinación perfecta de frecuencias.
Todos los sentidos puestos procurando susurrar cada palabra con precisión para lograr la fusión perfecta de las voces y conseguir lo que en términos musicales se denomina
dúo.
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