viernes, 22 de octubre de 2010

Unas cuantas notas de Benedetti.

¿Quién habrá inventado la música? ¿El viento?
¿El mar? ¿La lluvia?. ¿Cuándo habrá nacido la armonía? ¿Qué habrá sonado primero? ¿El lenguaje de la brisa o el canto del ruiseñor?
Desde una a otra orilla y viceversa, la música cruza el puente y la recibimos con los brazos y oídos abiertos. A veces ella calma y a veces enardece. Acaricia a los niños y duerme a los viejos.
Cuando llueve es el canto de las nubes. La música es un arrabal del cielo y es el único paisaje que disfrutan los ciegos. Beethoven nos abriga y Mozart nos refresca.
Hay tonos que enhebran los silencios y el silencio se convierte a la música.
La música es un premio, un concurso, una victoria. Con alegría o congoja la música nos vive y nos revive.
Cuando alguien nos dice que nos vayamos con la música a otra parte, sin vacilar nos vamos, dichosos de que nos siga acompañando la felicidad de sus sonidos.

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