sábado, 16 de abril de 2011

En realidad,,,





'Entendámosles, mover a las masas es difícil, pero es totalmente imposible hacerlo diciendo la verdad.'

Perseguimos la verdad de forma utópica e idealista pero en nuestro fuero interno no queremos que nadie nos diga las cosas tal y como son.
El mundo es un lugar lleno de injusticias, aberraciones y abusos y aun siendo conscientes de ello, nos empeñamos en reducir nuestra existencia al gozo y al deleite personal.
¿Quién dijo que al mundo no se viene a sufrir? ¿Quién dijo que la vida sea justa?
¿Quién contagió a la sociedad con el germen de la felicidad suprema?
Quizás la propia naturaleza humana, quizás la parte racional de nuestro cerebro, que no quiere asimilar que el mundo es cruel y por eso tiende a expandirse y tejer un entramado de referentes de vidas perfectamente concebidas, sin lágrimas ni angustias.
No queremos saber que en el mundo el color rojo no existe, que es una mera ilusión, un efecto óptico que recrea el cerebro para hacer a las fresas y al carmín de tu novia algo más apetecible.
Y así pasamos día tras día girando en torno a la mentira, maestros, señores y aprendices del engaño, vulnerables a la sinceridad.

1 comentario:

xabe dijo...

:) viole
te quiero