viernes, 3 de diciembre de 2010

Snowfall


Ayer entre el frío de los primeros días de Diciembre asistí a la prueba de encendido de las luces navideñas de un pasaje comercial. Los transehúntes ensimismados,hicimos un gesto de comunión ante tan grata sorpresa. Las bocas infantiles se abrían y las oes resonaban por todos los rincones hasta perderse.

Un abuelo que agarraba con dulzura la mano de su nieta le contaba al oído que el espíritu de la Navidad se acercaba y por eso las luces se habían encendido. La niña rebosante de ilusión recompensó la imaginación de su abuelo esbozando la mejor de sus sonrisas y dándole al anciano un cálido beso. Fue entonces cuando vi,en el rostro de aquel señor,el resplandor de las luces.Pero estas eran diferentes, habían sido alimentadas por un cortocircuito de felicidad. En ese momento comenzó a nevar y pronto se disipó la mejor postal de Navidad de todos los tiempos.
Debí haber cogido la cámara de fotos al salir de casa.

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